Ayuda a tu cerebro y mejora tu salud gastrointestinal
Víctor Blasco, doctor en Química. Especialista en Química Médica.
Los hongos y el ser humano han estado estrechamente relacionados desde los comienzos de la civilización, y éstos, han jugado un papel relevante en el desarrollo de la humanidad desde tiempos inmemoriales.
Cuando pensamos en hongos, a todos nos vienen a la mente las setas, los champiñones, e incluso la levadura, especies conocidas por sus propiedades alimenticias y que se utilizan habitualmente en la cocina tradicional. Por otro lado, desde hace miles de años, los hongos han sido empleados en culturas antiguas por sus propiedades neurotrópicas, siendo capaces de afectar al sistema nervioso central y provocar efectos alucinógenos. Otra de las aplicaciones que más interés ha despertado recientemente es su capacidad para descontaminar suelos agrícolas, dado su efecto quelante, que les permite capturar metales y otros tipos de agentes contaminantes en un proceso conocido como micorremediación.
Con el paso del tiempo, se han ido descubriendo un gran número de nuevas propiedades farmacológicas que han despertado la curiosidad de la comunidad científica. Como ejemplo es posible destacar el hongo Penicillium Notatum, de cuya observación surgió el desarrollo de la penicilina y de los antibióticos, o los hongos de la familia Ganoderma, a los cuales se les imputa ciertas propiedades antitumorales.
Actualmente son numerosos los hongos a los que se les atribuyen una gran variedad de propiedades medicinales y que se usan con frecuencia para tratar multitud de patologías que afectan a los seres humanos. Éstos se han utilizado, sobre todo en los países asiáticos para el tratamiento de enfermedades infecciosas, aunque hoy en día también presentan gran relevancia para el tratamiento de enfermedades pulmonares, neurodegenerativas, intestinales, trastornos mentales, e incluso en la lucha contra el cáncer. Además, se ha observado que ciertas especies pueden ayudar a reforzar el sistema inmune.
Para el caso que nos ocupa, vamos a centrarnos en una especie de hongo comestible conocida por su imponente imagen visual, que se asemeja a una cascada congelada o a una majestuosa melena de león, de ahí su curioso nombre popular: Melena de León (Hericium Erináceus). Este hongo crece principalmente en árboles viejos o muertos y se extiende por muchas regiones del planeta. Presenta un cuerpo redondeado recubierto de espinas que salen todas del mismo punto y que caen en forma de cascada como si de una fregona se tratase.
El Hericium contiene multitud de biomoléculas activas que le confieren ciertas propiedades farmacológicas realmente interesantes. Se compone de beta-glucanos, polisacáridos, erinacinas, hericenonas, ergosterol (provitamina D2) y GABA natural, entre otras. Se considera que juegan un papel relevante en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, como antidepresivo, para fortalecer la salud gastrointestinal y para reforzar el sistema inmunológico.
En primer lugar, mencionar que este hongo presenta un importante efecto nootrópico, capaz de potenciar las funciones cognitivas del cerebro, la atención y la memoria. Esto es posible dado que estimula la producción del factor de crecimiento nervioso (NGF) [1], una pequeña proteína que interviene de manera directa en el desarrollo de las neuronas del sistema nervioso central y periférico. En concreto, mejora el crecimiento y la ramificación de los axones, optimizando la función cerebral en general. [2]
Como ya se ha mencionado, el extracto de este hongo contiene erinacinas y hericenonas, que juegan un papel clave en la protección, regeneración y reparación de las neuronas a través de la estimulación del NGF, el cual además potencia la renovación de la capa de mielina protectora que recubre los axones, reforzando las funciones cognitivas anteriormente descritas. [3]
Con todo lo anterior, existen estudios que indican que los extractos de Hericium Erináceus, al evitar el deterioro neuronal y la apoptosis de las células nerviosas, pueden comportarse como un agente neuroprotector para la prevención de enfermedades neurodegenerativas tales como el Alzheimer o el Parkinson. [4]
Por otro lado, uno de los mayores problemas que padece gran parte de las personas que viven en los países desarrollados está relacionado con la ansiedad y la depresión. Aunque existen diversas causas, uno de factores que se manifiesta de manera regular en este tipo de trastornos es la inflamación. Pues bien, se ha demostrado que los extractos de melena de león poseen ciertas propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a reducir los síntomas asociados a este tipo de patologías. [5]
Conjuntamente, también se ha demostrado que el extracto de este hongo promueve la neurogénesis del hipocampo, [6] la región del cerebro responsable de las respuestas emocionales, lo que también se podría traducir una reducción significativa de la ansiedad y del estrés que sufren los individuos.
Sin embargo, la investigación actual acerca de la acción antidepresiva de Hericium Erináceus todavía se encuentra en etapas tempranas y los mecanismos específicos acerca de su modo de acción todavía requieren una mayor investigación.
Otro de los usos más reseñables de este hongo es su capacidad para mejorar la salud gastrointestinal de las personas. Varios estudios científicos han destacado su importancia en el tratamiento de enfermedades inflamatorias intestinales, al ser capaz de regular la microbiota intestinal y, en consecuencia, el sistema inmunitario. [7]
Existe un estrecho vínculo entre el equilibrio de la microbiota intestinal y el sistema inmune, por lo que el consumo de ciertas sustancias bioactivas puede tener un impacto significativo en nuestra inmunidad. En este sentido, se considera que los polisacáridos presentes en el hongo Hericium Erináceus pueden actuar como agentes prebióticos ayudando a estabilizar la flora intestinal. Por otro lado, los beta-glucanos se consideran sustancias inmunomoduladoras capaces de reforzar el sistema inmune, ayudando así a combatir la acción dañina de ciertos agentes externos que pueden provocar problemas en nuestra salud gastrointestinal.
Por último, y dado su actividad antiinflamatoria y antioxidante, los extractos de este hongo también ayudan a combatir problemas inflamatorios en el intestino, tales como úlceras, la enfermedad de Crohn o inflamaciones crónicas de la mucosa intestinal.
Estas son las propiedades más reseñables que se le atribuyen a este hongo, cuyos principios activos favorecen el bienestar de nuestro cuerpo a nivel general. El hongo Melena de León está adquiriendo mucha relevancia para el tratamiento de gran cantidad de trastornos relacionados con el sistema nervioso y la función cognitiva. También, gracias a sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios, presenta importantes beneficios sobre la salud gastrointestinal y el refuerzo del sistema inmunitario. De igual forma, se está estudiando la acción antidepresiva de este hongo, observándose potenciales efectos para contrarrestar dicha patología. Con todo lo anterior, se considera un complemento ideal para mejorar nuestra salud individual, y, además, cada día son más las investigaciones acerca de sus potenciales beneficios para muchos otros sistemas fisiológicos de nuestro organismo.